Cómo el Chapo Guzmán se expandió en Honduras de la mano del ex presidente Juan Orlando Hernández / INFOBAE
(INFOBAE) Joaquín Archibaldo Guzmán Loera, el Chapo, miró siempre hacia el sur para expandir el poder de Sinaloa y para asegurarse, en Centroamérica, un refugio que le permitiera pasar temporales cuando las cosas se ponían feas en México. El Chapo mandó emisarios a Guatemala y El Salvador, e hizo negocios ahí, pero fue en Honduras, después del tumulto político que siguió a un golpe de Estado en 2009, donde Guzmán se sintió a sus anchas, al menos por un tiempo.
Los carteles mexicanos de la droga llevaban años, desde los últimos de la década de los 80, trabajando con intermediarios hondureños para usar el país centroamericano como punto nodal de tránsito y reabastecimiento de la cocaína procedente de Colombia. Pero fue hasta después del golpe de Estado de 2009 que Sinaloa afianzó sus tratos en Honduras, en buena medida gracias los entendimientos que logró con políticos del Partido Nacional, el que llevó al poder a Juan Orlando Hernández, y el cual gobernó desde 2010 hasta 2022.
Un operador clave de Sinaloa en Honduras fue César Gastelum Serrano, el traficante mexicano que negociaba y movía buena parte de la droga del cartel entre Honduras, Guatemala y México. En 2014, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos designó a Gastelum como capo del narcotráfico y lo describió como un “prolífico traficante mexicano… que se estableció como proveedor de cocaína para el Cartel de Sinaloa… Usa una amplia red criminal para dirigir una organización de narcotráfico capaz de mover toneladas de cocaína a la semana a través de Honduras y Guatemala hacia México… Es un prominente distribuidor de cocaína en Centroamérica para Sinaloa”, según dijo del narco en 2014 Adam J. Szubin, entonces director de la Oficina de Bienes y Activos Extranjeros del Tesoro (OFAC).
Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael “Mayo” Zambada, confirmó en febrero de 2019 que Gastelum era el principal operador de Sinaloa en Centroamérica. Mayo Zambada fue uno de los principales socios de Joaquín Guzmán en el Cartel de Sinaloa y su hijo, Vicente, fue testigo durante el juicio al Chapo en Estados Unidos.
En Honduras, de acuerdo con documentos judiciales y testimonios que Infobae ha revisado en las últimas semanas, Sinaloa consolidó su alianza política con el Partido Nacional durante el gobierno del presidente Porfirio Lobo (2010-2014), a través del hijo de este, Fabio Lobo, también preso y juzgado por Estados Unidos.
Fue otro narco, este hondureño, quien confirmó que la alianza de Gastelum con el Partido Nacional se consolidó a través de Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras de 2014 hasta inicios de 2022 y en la actualidad preso en Nueva York en espera de un juicio por narcotráfico y otros delitos. El narco hondureño que confirmó la alianza se llama Fredy Nájera Montoya, un ex congresista hondureño que en octubre de 2022 fue condenado a 30 años por narcotráfico, también en los Estados Unidos.
Durante el juico a Nájera, Joaquín Pérez, uno de sus abogados defensores, dijo en la corte que Gastelum, el narco mexicano, había pagado a Juan Orlando Hernández un millón de dólares, en dos entregas de USD 500,000, a cambio de protección a cargamentos de cocaína que el operador de Sinaloa estaba moviendo por el corredor norte del país, según documentos que reveló recientemente el centro de investigación hondureño basado en Washington Pro-Honduras Network (PROHN).
El Departamento de Justicia ha confirmado la entrega de sobornos de Sinaloa al ex presidente Hernández. La última vez que lo hizo fue a través de un documento de inicio de presentación de pruebas que el fiscal Damian Williams entregó el pasado 1 de mayo al tribunal de Nueva York que conoce el caso contra el ex mandatario hondureño.
“El Cartel de Sinaloa… utilizó Honduras como un punto importante de tráfico desde los laboratorios de cocaína en Colombia y los territorios controlados por el Cartel en México. El rol de Juan Orlando para proteger el acceso de Sinaloa a la ruta hondureña fue vital, por lo que recibió sobornos del líder del Cartel de Sinaloa…”, dice la fiscalía estadounidense en el documento.
El millón de dólares que se supone Gastelum entregó a Hernández no fue, de hecho, el único dinero de Sinaloa que, de acuerdo con los documentos judiciales y testimonios revisados, la organización del Chapo Guzmán dio al expresidente hondureño. Otro ex político de Honduras juzgado por narcotráfico en Estados Unidos, este llamado Alexander Ardón, también declaró bajo juramento que Guzmán entregó otro millón de dólares en 2013 a Antonio “Tony” Hernández, hermano de Juan Orlando, para financiar la campaña presidencial de aquel año.
Hubo más dinero de Sinaloa para los Hernández, según los documentos que los fiscales estadounidenses han añadido al grueso expediente del ex presidente.
Extracto del adelanto de prueba presentado por la fiscalía estadounidense en el proceso contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández en Nueva York. Testimonios obtenidos por los fiscales detallan la relación entre Hernández y el Cártel de Sinaloa.
Hubo, incluso, una entrega de USD 300,000 a un asociado de Ricardo Álvarez, político cercano a Juan Orlando y su potencial vicepresidenciable. Fiscales estadounidenses aseguran que ese dinero sirvió para “dar un empujón final” a la campaña de Juan Orlando y Álvarez. Los fiscales estadounidenses también detectaron pagos a Juan Orlando de Yankel Rosenthal, político y banquero, y de Carlos Lobo, un narcotraficante hondureño que también trabajaba entonces con el Cartel de Sinaloa.
“Mucha gente relacionada con los mexicanos le dio dinero a Juan Orlando en la primera campaña presidencial, pero el ‘queso’ (líder) era Gastelum… Hasta Los Cachiros trabajaban para él”, dijo a Infobae un investigador hondureño que ha seguido la presencia de Sinaloa en Honduras desde principios de la década 2000 y quien habló desde el anonimato por no estar autorizado a hacerlo en público.
Los Cachiros fueron, hasta finales de la década pasada, una de las bandas de narcotráfico más importantes de Honduras. Originarios del norte del país, sus fundadores, los hermanos Rivera Maradiaga, controlaban toda la primera porción de la ruta que la cocaína transita en el país centroamericano, desde las pistas clandestinas de aterrizaje en la zona selvática de La Mosquitia, en el noreste, hasta Puerto Cortés y San Pedro Sula, y de ahí hacia el occidente, territorio del clan Valle Valle, que era la organización hondureña con la que El Chapo Guzmán trabajaba directamente y la cual se encargaba de mover la droga hacia Guatemala e incluso hacia la frontera sur de México.
Hasta la llegada del Partido Nacional al poder, en 2010, los clanes convivían de forma pacífica en Honduras, pero guardaban con celo los límites de su territorio. A partir de la llegada al poder de Juan Orlando Hernández, bajo el amparo del Estado, el mapa cambió: los viejos capos, incluidos Los Cachiros y Los Valle, fueron cediendo terreno a la mafia estatal y, eventualmente, se entregaron a las autoridades estadounidenses. Hoy, en buena medida con los testimonios de esos jefes, el Departamento de Estado ha reconstruido el rol del expresidente en el asocio con Sinaloa y en el control del narco en Honduras.
El pacto en occidente Tony Hernández, quien también fue congresista y cumple una condena de cadena perpetua por narcotráfico en Estados Unidos, fue el enviado personal de su hermano ante el Chapo para hablar de negocios. Juan Orlando estaba por convertirse en presidente de Honduras, en comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y en el hombre más poderoso del país. Y el jefe de Sinaloa quería asegurarse de que sus intereses en Honduras estuviesen bien cuidados. Una reunión entre el capo y el enviado del futuro presidente empezó a organizarse.
Desde finales de la década de 2000, cuando era congresista, Tony Hernández trabajaba con Alexander “Chande” Ardón, el alcalde del Partido Nacional en El Paraíso, Copán, en el occidente, en la zona montañosa limítrofe con Guatemala.
Los fiscales estadounidenses describen así aquella alianza: “Hernández trabajaba en coordinación con Ardón y Los Valle para proveer al Chapo y al Cartel de Sinaloa con cantidades masivas de cocaína y con protección armada a los cargamentos para moverlos por el occidente hondureño hacia los Estados Unidos”.
En 2013, en la previa de la elección presidencial, Tony Hernández se reunió por primera vez con El Chapo en Copán. Los anfitriones del encuentro fueron los hermanos Luis y Arnulfo Valle, jefes del clan Valle Valle, quienes prestaron una de sus haciendas en los cerros cercanos a El Espíritu, la pequeña aldea de Copán de donde son originarios y desde la cual dirigían su operación.
Extracto del adelanto de prueba presentado por la fiscalía estadounidense en el proceso contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández en Nueva York. Testimonios obtenidos por los fiscales detallan la relación entre Hernández y el Cártel de Sinaloa.
El Chapo fue claro en la reunión: dinero para la campaña presidencial de Hernández a cambio de más protección; ofrecía, de entrada, un millón de dólares para financiar a Juan Orlando. Tony dijo que lo consultaría con su hermano. Días después, Tony llamó a Alexander Ardón para decirle que el futuro presidente aceptaba el trato y el dinero. Juan Orlando había pedido mucha discreción. Ardón programó una segunda reunión con Guzmán Loera.
Tony Hernández, Ardón y Los Valle volvieron a reunirse con El Chapo en Copán para cerrar el trato. Tony Hernández trasladó un mensaje: si su hermano ganaba la elección los cargamentos de Sinaloa recorrerían Honduras con seguridad y Ardón y Los Valle serían protegidos de la extradición. Ahí mismo, Guzmán entregó un millón de dólares en efectivo que Tony contó frente a Ardón.
Aquel pacto no duró mucho. Para 2014, ya instalado en la presidencia, Juan Orlando Hernández empezó a dar la espalda a sus socios, a los Valle en occidente y a los Cachiros en el norte. Sinaloa empezó, incluso, a recibir indicios de que el gobierno hondureño preparaba el terreno para extraditar a los líderes y, con Tony Hernández como operador, Juan Orlando daba pasos para hacerse con el negocio de la cocaína en Honduras.
Otro narcotraficante, este de Choloma, cerca de la capital industrial San Pedro Sula, aseguró que el presidente y su hermano habían empezado a manejar laboratorios para la transformación de la hoja de coca.
Para 2014, según dos agentes hondureños de inteligencia que siguieron la pista a Los Valle Valle la década pasada, JOH, como se conoce popularmente al expresidente hondureño, había decidido eliminar a los líderes del clan occidental. Uno de esos agentes, que entrevistó a Luis Valle cuando el narco fue detenido en octubre de 2014, aseguró que Tony Hernández tuvo una última entrevista con los hermanos en Copán para advertirles que huyeran hacia Guatemala porque el presidente había tomado la decisión de ir por ellos.
Por: Héctor Silva Ávalos